
“En estos días de singular y dolorosa
experiencia ciudadana y eclesial, a la que nos ha llevado la pandemia
del coronavirus, la Iglesia Católica está llamada a ofrecer sus recursos
en favor de los afectados, así como la presencia del Señor que salva,
animando a todos los cristianos a interceder ante la Madre de Dios, que
nos ampara y escucha nuestra oración”- señala el comunicado episcopal.
Por ello, las campanas de los templos de
la diócesis sonarán a las 12 del mediodía para mostrar nuestro
agradecimiento y fraterna solidaridad y orar:
– Por los enfermos contagiados por el
virus, por sus familiares, por quienes están en cuarentena y por otros
enfermos que ven afectada su atención por la prioridad de atajar la
pandemia.
– Por los trabajadores de todos los Centros y Servicios Sanitarios.
– Por los Equipos de Emergencias, por los de Protección Civil y por las Fuerzas de Seguridad del Estado.
– Por los Equipos de Pastoral de la Salud y por los voluntarios
– Por las personas de riesgo: niños, mayores y enfermos crónicos.
– Por los padres, madres, abuelos y educadores.
– Por los que están viviendo esta situación de emergencia en soledad.
– Por quienes carecen de hogar o de lo imprescindible para vivir.
– Por las diversas autoridades públicas.
– Por los sacerdotes y por los Monasterios de vida contemplativa, que con su oración y entrega siguen dando esperanza a todos los ciudadanos.
– Por los trabajadores de todos los Centros y Servicios Sanitarios.
– Por los Equipos de Emergencias, por los de Protección Civil y por las Fuerzas de Seguridad del Estado.
– Por los Equipos de Pastoral de la Salud y por los voluntarios
– Por las personas de riesgo: niños, mayores y enfermos crónicos.
– Por los padres, madres, abuelos y educadores.
– Por los que están viviendo esta situación de emergencia en soledad.
– Por quienes carecen de hogar o de lo imprescindible para vivir.
– Por las diversas autoridades públicas.
– Por los sacerdotes y por los Monasterios de vida contemplativa, que con su oración y entrega siguen dando esperanza a todos los ciudadanos.
Los obispos proponen que al final del Ángelus, se diga juntos estos días y a esa hora la oración del papa Francisco:
“Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza.
Nosotros nos confiamos a ti, Salud de
los enfermos, que bajo la cruz estuviste asociada al dolor de Jesús,
manteniendo firme tu fe.
Tú, Salvación de todos los pueblos,
sabes de qué tenemos necesidad y estamos seguros que proveerás, para
que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta
después de este momento de prueba.
Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a
conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús,
quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros
dolores para conducirnos, a través de la cruz, a la alegría de la
resurrección.
Bajo tu protección buscamos refugio,
Santa Madre de Dios. No desprecies nuestras súplicas que estamos en la
prueba y libéranos de todo pecado, o Virgen gloriosa y bendita”.