Este fin de semana nos ha tocado celebrar la fe de otra manera. He celebrado la misa por ustedes, por todos y todas. Unidos en el mismo
altar. No estamos solos, Dios camina a nuestro lado.
Elevemos
la mirada, seamos agradecidos, no nos cansemos de pedir y confiar. Solo
Él es el agua viva que calma nuestra sed de infinito. Nos espera junto
al pozo.
De una manera distinta este domingo, en casa, con nuestras familias, siendo iglesia doméstica, quizás detrás de las pantallas,
la radio o con el Palabra De Dios en la mano, orando unos por otros,
muchos y muchas cumpliendo con sus obligaciones asegurando el bien
común, cada uno con sus circunstancias, pero todos esperados siempre.
¡Aunque hoy desde casa, no faltamos a la cita! ¡Feliz día del Señor!