miércoles, 3 de julio de 2019

VACACIONES CON DIOS



VERANO 4Vive tu nombre y condición de cristiano. No te avergüences en verano de ser cristiano.
Vive el domingo. En vacaciones, el domingo sigue siendo el día del Señor y Dios no se va de vacaciones. Acude el domingo a la Misa. Ahora tienes además más tiempo libre.
Vive la vida. La vida es el gran don de Dios. No hagas peligrar tu propia vida y evita riesgos en la vida de los demás. Cuidado también con los desplazamientos en coche.
Vive la justicia. No esperes que todo te lo den hecho. Otros trabajan para que tú tengas vacaciones. Ellos también tienen sus derechos. Respétalos y respeta sus bienes.
Vive el descanso: la fatiga y el afán por el trabajo y otras ocupaciones, ofusca el criterio de lo verdadero y lo justo. Las vacaciones son un periodo útil para reponer fuerzas físicas, psíquicas y espirituales que posibiliten un cambio en los aspectos de la vida que lo requieran.
Vive la reflexión: hay que buscar espacio y tiempo para pensar en uno mismo. No tengas miedo de reencontrarte contigo y vencer la superficialidad que produce el ajetreo de la vida ordinaria. Para ello, no olvides los Evangelios que te ayudarán.
Mujer adúltera 3Vive la alegre serenidad: las diversiones distraen, los viajes alejan momentáneamente los problemas. Pero la alegría permanente brota de tener la “casa interior” en orden. Las vacaciones son un tiempo privilegiado para una “puesta a punto”.
Vive la familia: en una sociedad donde trabaja el padre y la madre fuera del hogar, los hijos gozan poco de sus progenitores. El periodo vacacional puede estrechar mucho más los lazos familiares, crecer en comunicación entre sus miembros y ayudar a aquel que más lo necesite. Reza con tu familia.
Vive la amistad: las relaciones entre los amigos necesitan su tiempo. Las vacaciones son un momento propicio para acercar amistades, reparar olvidos, subsanar malos entendidos, visitar al amigo enfermo y dedicar horas a disfrutar de las buenas compañías
Vive la belleza de la fe: las vacaciones no se reduce a “campo, mar o montaña”. Hay que saber captar la hermosura de las obras humanas que nos legaron nuestros mayores. Este tiempo de asueto se puede gastar en cultivar la sensibilidad hacia nuestro patrimonio histórico, artístico, cultural y religioso que son expresiones de la vida de nuestros antepasados.
VERANO 8Vive el silencio: en él logramos percibir las voces más significativas para nuestra realización personal. Quienes aprecian el silencio se convierten en “maestros” del escuchar y comunicar.
Vive la oración: tan escasa por las múltiples ocupaciones, es ahora un momento para mayor comunicación con el Señor y recibir de Él la fuerza y el estímulo para nuestro camino diario.
Vive la creación: en la época vacacional muchas personas tienen más oportunidad de contemplar y valorar el hermoso espectáculo que cada día nos ofrece gratuitamente la madre naturaleza donde está tan palpable la huella del Creador. Dale gracias por habernos regalado esos espacios tan bellos.
VERANOVive la solidaridad: en vacaciones nunca se debe olvidar el amor a los pobres. Ello se manifiesta en el austeridad en gasto y en el compartir, cuidando y dando compañía a los mayores, apoyando interesantes actividades sociales y pastorales en zonas.





Plegaria para unas vacaciones cristianas de verano
domingo 17 13 
Señor Jesús, tú dijiste a tus discípulos
“venid conmigo a un lugar apartado y descansad un poco”,
te pedimos por nuestras vacaciones.
El afán de cada día multiplica nuestra vida
de quehaceres, urgencias, agobios, prisas e impaciencias.
Necesitamos el reposo y sosiego.
Necesitamos la paz y el diálogo.
Necesitamos el encuentro y la ternura.
Necesitamos la oxigenación del cuerpo y del alma.
Necesitamos descansar. Necesitamos las vacaciones.
Bendice, Señor, nuestras vacaciones.
Haz que sean tiempo fecundo para la vida de familia,
para el encuentro con nosotros mismos y con los demás,
para la brisa suave de la amistad y del diálogo,
para el ejercicio físico que siempre rejuvenece,
para la lectura que siempre enriquece
para las visitas culturales que siempre abren horizontes,
para la fiesta auténtica que llena el corazón del hombre.
Haz que nuestras vacaciones de verano sean tiempo santo
para nuestra búsqueda constante de Ti,
para el reencuentro con nuestras raíces cristianas,
para los espacios de oración y reflexión,
para compartir la fe y el testimonio,
para la práctica de tu Ley y la de tu Iglesia,
para la escucha de tu Palabra,
para participar en la mesa de tu Eucaristía.
Tú vienes siempre a nosotros.
Tú siempre te haces el encontradizo.
Tus caminos buscan siempre los nuestros.
Haz que en las vacaciones de verano,
sepamos remar mar adentro y te encontremos a Ti,
el Pescador, el Pastor, el Salvador, el Hermano, el Amigo,
y encontremos a nuestros hermanos.
Juntos realizaremos la gran travesía de nuestras vidas.
En tu nombre, Señor,
también en vacaciones,
quiero estar dispuesto a remar mar adentro.
Ayúdame. Te necesito, también en vacaciones.
AMÉN


Originalmente publicado por Revista Ecclesia